jueves, 1 de julio de 2010

Familia


Alan vio a Callie a la habitación y se olvidó de lo que quería decirle, ella llevaba unos jeans oscuros y una blusa turquesa, sus cabellos estaban aprisionados en una rápida coleta que dejaba caer algunos mechones, y su sonrisa… tomó aire y se dio cuenta de que había dejado de respirar en cuanto la vio.
-Hola-dijo Callie con una sonrisa, sacándolo de sus pensamientos.¿Se había atontado con sólo mirarla? Alan frunció el ceño.
-Hola-contestó. Callie caminó hasta la silla que antes había ocupado. Él recordó porque la había llamado- ¿Porqué me ayudaste?-
-No sería humano haberte dejado ahí, muriendo- contesto tranquilamente.
-Podría ser un ladrón o un asesino - dijo Alan con seriedad, sin poder entender la amabilidad de la mujer.
-No pensé en eso…- ella pasó sus manos por las marcas de su cuello- lo llegué a pensar cuando despertaste-
-Discúlpame-dijo Alan observando sus marcas arrepentido. Un impulso lo llevó a apartar las manos de Callie y acariciar las marcas de su cuello. Sintió el sonido sordo de un golpeteo, subió la vista y se encontró con los ojos ámbar de Callie, que lo miraban con sorpresa y algo más que no pudo descifrar. Sonó nuevamente el golpeteo y lo distinguió en la puerta, ella desvió la mirada y él se alejó.
-Adelante-dijo Alan, con extraña rudeza. Teo apareció en la puerta con unas prendas blancas.
-Pensé que el señor le apetecería vestirse-dijo el felino dejando las ropas al pie de la cama, luego se dirigió a Callie-¿Dónde desea almorzar señorita?- Alan vio el rostro su rostro sonrojado, estaba mirando las prendas sobre la cama.
-Almuerza conmigo- dijo Alan de manera automática, el rosa de sus mejillas se intensificó y ella lo miró de reojo. Aquella reacción atrajo a Alan, le divertía y gustaba, deseaba descubrir que tan rojo podía quedar el rostro de Callie.
-¿Señorita?- insistió pasiblemente el mayordomo.
-Está bien, comerá aquí- informó, luego miró a Alan de reojo y se levantó- Les dejo para que te vistas-
-Sí, señorita- Callie salió corriendo-Señorita, su hermano menor desea verla, y el señor Daniel ha llegado- con lo último los hombros de Callie se tensaron y su mirada parecía preocupada.
-Iré a ver a Nathan, si Daniel desea hablar conmigo avísame-y cerró la puerta con fuerza.
Alan se quedó mirando la puerta, preocupado. Teo le ayudó a pararse y a vestirse, tomando en cuenta que lo único que le vestía eran las sábanas de la cama, sentir la ropa fresca y limpia le reconfortaba.
-¿Quién es Daniel?-preguntó Alan mientras caminaba un poco.
-Es el hermanastro de la señorita Callie, es mayor que ella…-informó Teo pero luego su cara reflejó algo parecido al dolor- Desgraciadamente él no soporta a la señorita, y acaba de llegar del continente-
-¿Qué tan mal se llevan?-
-Como perros y gatos- Alan se dio cuenta de la ironía al ver las orejas felinas de Teo- Digamos como agua y aceite, mejor- corrigió con una media sonrisa.
-El hermano menor…-
-El señorito Nathan, se lleva considerablemente mejor con la señorita, pues son hermanos directos, la señorita Callie suele ayudarlo siempre, tanto en los estudios como en sus problemas-
-Respecto a los padres…-
-La madre de la señorita falleció al darle vida al señorito Nathan… El señor Robert volvió a casarse con la madre del señor Dan…-el sonido de loza rota retumbó en toda la casa, escucharon pasos correr por el pasillo hasta su puerta, un joven de cabellos almendros entró seguido de Callie.
-Está ebrio- exclamó enojada, mientras se sacaba unos pedacitos de cerámica del brazo izquierdo- Teo cuida a Nathan, quédense aquí hasta que yo venga por ustedes-
-Hermana, tu bra…-
-Estoy bien- puso sus manos en los hombros a su réplica masculina y lo miró a los ojos- Quédate aquí, yo arreglaré esto-Le dio un beso en la frente al momento que escuchaba un ronco bramido afuera de la habitación.
-Venga señorito- dijo el mayordomo tomando a Nathan de los hombros- Señorita tenga cuidado- ella asintió bruscamente con la cabeza y salió de la habitación. Alan no supo qué hacer, pero el menor apretó los puños y golpeó la cómoda.

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