martes, 26 de octubre de 2010

Contacto


howling howling


Alguien está moviéndome el hombro... que molesto... que insistente... si estiro lo suficiente mi brazo derecho podré romperle la nariz...

-Señorita Hanna, despierte de una vez- la voz del viejo Iván llegó a mis oídos borrando todos mis pensamientos anteriores. Abrí los ojos y divisé sus blancos bigotes.

-Buenos días Iván- dije al desesperanzarme lentamente.

-Srta. esto es para usted, y el desayuno está listo-me dijo mientras me entregaba un sobre azul oscuro con detalles plateados en sus esquinas y sellado con lacre blanco con el signo del anillo de mi hermano mayor: un dragón alargado que escribía una E enredada con una K. Asentí con la cabeza.

-Voy en un momento- apunté al momento que me levantaba de la cama vestida con un pseudo pijama, una camisa negra larga, con dicho sobre entre mis manos. Nunca había recibido una carta de ninguno de mis hermanos, pues mi padre sólo me enviaba misiones.

Pero Edot se había vuelto una autoridad también... eso me desanimó, ¿ahora Edot me enviaría las misiones? Bueno al menos este sobre es más bonito que el sobre negro con detalles grises y sello de serpiente característico de mi padre. Me acerqué al ventanal de mi habitación y abrí el sobre viendo la curvilínea letra de mi hermano mayor:

"Hanna Kauff:

Hola hermana, sé que ya te lo había dicho el día de la reunión pero te quiero agradecer esta oportunidad ha sido uno de los mejores regalos que he tenido, descartando el excesivo papeleo que hay en el gremio. Aún así, sumando y restando, no podría estar más feliz. Y la felicidad es un motivo de celebración¿no?

Bien ahora llego al punto de esta carta, deseo que me asistas en esta celebración, pues no tengo residencia actualmente y sé que tu casa es lo suficientemente grande como para una fiesta. Sé que es precipitado y hasta imprudente de mi parte, pero quisiera que seas la segunda anfitriona de esta celebración, por mi parte serían cerca de cien invitados, la mayoría cazadores.

Espero una pronta respuesta de tu parte, muchas gracias nuevamente.
Nos estaremos viendo.

Tu hermano mayor y Master de gremio
Edot Kauff."

Mmmm... sí, efectivamente se estaba excediendo... pero que más dá, no podía rehusarme a hacer una fiesta, soy adicta a ellas. Lo malo son los invitados, pues a pesar de que todos los del gremio sabían que ella vivía con demonios, menos de 1% de ellos lo aprovaba y casi todos intentarían hacerle daño a alguno de los cuatro... sacarlos lejos tampoco era una opción, sería egoísta de mi parte...

¿Sería capaz de evitar las pelear y protegerlos? Creo que sí, tendría que estar al pendiente. Me acerqué a mi escritorio y tomé una pluma y una hoja blanca dispuesta a escribir mi respuesta con mi torpe letra imprenta:

"Edot:

Acabo de recibir tu carta y me agrada mucho la idea de la fiesta, eso sí he de manifestarte de mi inseguridad, pues como infiero tus invitados serán cazadores, y yo tengo a cuatro demonios en casa, como ya sabes... Si no encuentras esto como un impedimento estoy dispuesta a hacer la fiesta pasado mañana en la noche ¿te parece?

Bueno me despido, y me alegra saber de ti.

Tu hermana menor y Cazador S del Gremio Dracola
Hanna Kauff."

Saqué un sobre color turqueza con detalles blancos, doble la carta y la puse en el sobre para finalmente, con lacre azulino derretido con el calor de una vela, sellé el sobre con mi timbre; una bala cubierta por una roza que con su tallo escribía una H.

Bajé rápidamente por las escaleras y entré a la cocina en busca de Iván, pero no estaba, corría al lavadero y tampoco, luego me resigné y busqué en el comedor donde me esperaban los 5 actuales residentes de la casona, saludé generalmente y luego me acerqué a Iván entregándole el sobre con una sonrisa.

-Es para Edot, quiero que le llegue lo antes posible- dije animosa. Él también sonrió y asintió con la cabeza desapareciendo en una nube de humo azulina.

-¿Edot?- preguntó Chris.- ¿Desde cuando le escribes a tus hermanos?- preguntó descolocado.

-No le escribo a MIS hermanos, sólo le escribo a Edot, después de todo es el nuevo Master del gremio- dije un poco reticente tras su reacción.

-¿Nueva misión?- preguntó rápidamente. Fruncí el ceño.

-No- respondí tajante y me senté al lado de Teo quien me ofreció una tostada. La acepté y me la comí de mala gana.

-¿Qué decía la carta?- me preguntó Teo con su voz serena y amable. Vi como Chris se cruzaba de brazos molesto.

-Con Edot organizaremos una fiesta aquí, celebrando su acenso- dije sin demostrar la emoción que realmente sentía por la expectativa y volví a morder mi tostada.

-¿Una fiesta aquí?- preguntó emocionado Leo. Quien se levantó y se arrodilló al otro lado mío.

-Ajam.. pasado mañana sería, hay que organizar todo-

-¿Cuantos invitados serán?- preguntó Teo, vi cómo Adrián tensaba los hombros, al parecer había captado el peligro.

-Aún no lo sé- dije tomando mi té con tranquilidad- Pero tendré que encargar las decoraciones y ustedes necesitarán un traje para la ocasión... Luego le diré a Iván que se contacte con el sastre.-dije con rapidez haciendo notar mi expectación.- Así que hoy todos nos empeñaremos en limpiar la casona desde el sótano hasta el entre techo, ¿Alguien desea ayudarme?- Teo y Leo se ofrecieron inmediatamente y partieron a la habitación de limpieza.

-Los invitados serán cazadores- afirmó Adrián, sin quitar la mirada de su tazón. Suspiré resignada.

-Cierto-dije sin miramientos, negarlo sería estúpido.

-No les agradaremos- volvió a decir, pero esta vez mirándome a los ojos, oí a Chris mofarse por lo bajo y torció una sonrisa.

-Eso depende de ustedes... pero no dejaré que les hagan daño, tanto ellos a ustedes como viceversa- dije seriamente notando como ambos se ponían incómodos con mi mirada. Me levanté de la mesa.

-Podrías haberte tapado un poco más- criticó Christian, echándole una mirada rápida a mi camisa.

-Pues yo encuentro que esta bien, hago lo que quiero en MI casa-respondí sagaz, perturbándole aún más, sólo para joderlo aún, caminé muy femeninamente hasta la puerta moviendo acompasadamente las caderas y con movimientos lentos hasta desaparecer por la puerta, sintiendo dos pares de ojos en mi espalda y dos respiraciones descompasadas que me dieron cierta satisfacción femenina.

Al llegar a mi habitación me vestí rápidamente con unos jeans y una ramera que decía "I love a man who drive a Chevy" y me aparté el cabello con un pañuelo. Al salir de mi habitación divisé a los gemelos limpiando la escalera.

-Iré por los vidrios- dije mientras tomaba una cubeta con un limpiador y un paño. En el camino a las ventanas frontales me encontré con Chris, quien no me miró por terquedad, y yo no me iba a desgastar por aquello. Al salir por la puerta de entrada giré a la derecha y dejé la cubeta en el piso y mojé el paño en el agua para empezar a fregar el vidrio.

-¿Quieres que te ayude?-


martes, 31 de agosto de 2010

Orígen


Es sábado nuevamente y esta semana pasó sin imprevistos al menos en la escuela, pues Helena no había hecho más que mirarme feo. En cuento al trabajo tuvimos que allanar tres casas más y lo gramos dar con el patrono del tráfico de la zona costera, no fue fácil pero al menos lo logramos y mi equipo salió ileso tras el tiroteo. El teléfono suena.
-Joshua Hasse al habla- dije tras tomar el auricular, me tiré al confortante sillón de la sala de estar, y Titan, el nuevo perro que tuve que comprar para que me creyeran lo de la herida se me echó encima.
-Hija mía ¿cómo haz estado?- la dulce voz de mi madre en mi lengua natal sonó en mi oído.
-Madre! Que sorpresa, yo bien y tú?-
-Muy bien, hija.-luego su voz se tornó seria, ya me extrañaba el que me hubiera llamado y no enviado un correo- Tu padre... ha vuelto a escapar.-me levanté bruscamente tomando al cachorro antes para que no saliera volando y lo posé en el piso.
-¡¿Qué?! Espera, él estaba bajo resguardo 24 horas ¿cómo?- comencé a caminar nerviosa por todo mi departamento.
-NO sabemos como, pero el guardia estaba muerto para cuando nos dimos cuenta, Anne, esto no fue reciente, ya a pasado casi dos semanas, no quería decírtelo por que pensé que lograríamos atraparlo, pero le hemos perdido el rastro en la frontera boliviana.- lo dijo tan rápido que me demoré en reaccionar.-Anne, temo que va por ti-
-pues que venga! Tengo la pistola bien cargada como para recibirlo- dije con una molestia creciente.
-Anne, por favor. Sabes que se le quiere vivo-
-Corrección, tú lo quieres vivo. No será que tú lo liberaste?-
- ¿Cómo se te ocurre tal cosa?!-
-Da igual, entonces lo quieren vivo, pero no conciente, sólo vivo, hecho- dije rápidamente y corté. Al momento me guardé la pistola en el cinturón, ya no me la sacaría de encima. Titan empezó a mover la cola enérgicamente y me ladró, lo tomé en brazos y lo acaricié buscando tranquilizarme, atiné a tomar la correa y las llaves y salí del depto hacia la plaza.
El pequeño Titan era un cachorro mestizo de patitas y cuerpo rechoncho con pelaje negro y con una cola arqueada y peluda. Al ponerle la correa partió olfateando todo lo que se le cruzaba.

Mientras Joshua divagaba en su mente, buscando el por qué de todo. Su padre vendría por ella, eso estaba claro, cada vez que él lograba escapar su objetivo era ella, el viejo era un psicópata consumado que sólo deseaba matarla, según su antiguo protector él deseaba su muerte por celos, pues su madre tras tenerla enfocó gran parte de su cariño en ella y él, al quedar en segundo plano, deliró en celos. Finalmente su padre era uno de los tantos enfermos del corazón…

Los agudos ladridos de su cachorro la sacaron de sus penosos pensamientos pero lo que culminó con su salida fue el golpe que se dio de cara contra un poste. Se agarró la cara soltando la correa, al segundo el pequeño animal salió corriendo. Para cuando ella se dio cuenta el cachorro se dirigía directo a la calle.

Corrió lo más rápido que pudo pescando al perro en mitad de la calle, el bocinazo de un camión la advirtió y ella, tras su entrenamiento, logró esquivarlo con un salto y giro hacia atrás con tal magnitud que logró llegar de nuevo a la plaza, allí se dejó caer en la arenilla y miró al animal temblando en sus brazos, ella le acarició la cabeza con delicadeza.
-Tranquilo Titan, todo está bien…- decía la alemana con un tono dulce.
-JOSHUA- escuchó a coro tres voces conocidas, y un ladrido de perro grande, al girarse una lengua áspera le atacó el rostro y la bestia fue tirada hacia atrás por David, un san bernardo amistoso e hiperactivo.
-Estate quieto Arión- le ordenaba David. Al momento Eric y Leo le ayudaron a levantarse. Eric tomó al cachorro y Leo examinó con la mirada el cuerpo de ella, al sentirse perturbada por todo aquello se sonrojó y cruzó de brazos.
-¿Se te perdió algo, Leo?- dijo con cierto tono molesto, a lo que él la miró preocupado.
-¿Estás bien? Casi te atropella ese camión- urgió su amigo, justo en ese momento vio la masa de gente que la estaba mirando y se cohibió.
-Sí, lo estoy- entonces recordó el por que de todo aquello y maldijo al loco de su padre.
-¿Cómo hiciste ese salto?-preguntó atónito Eric.
-Qué sal…- al recordarlo se dio cuenta de que eso no debería demostrarlo frente a civiles, que definitivamente está fuera del promedio, y mecanizó una respuesta convincente- No iba a dejar que atropellaran a Titan, y menos a mi-
-Pues podría decir que eres casi un androide, corriste demasiado rápido y ese salto fue inhumano! ¿Cómo lo hiciste? ¿Así los entrenan en Alemania?-decía David, bastante emocionado.
- No, sólo practico un poco de gimnasia artística, ya saben, saltos, giros, agilidad- dije con tono avergonzado, luego tomé nuevamente a mi cachorro, quien se curioseó tras la presencia del san bernardo ajeno a lo sucedido, la inocencia de los niños…
Lo bajé y éste empezó a tirarse contra el más grande mordisqueándole las patas y tirándole la cola, a lo que él otro se echó al suelo dejándose.
-Pues eres una gran gimnasta Josh- dijo Eric bastante sorprendido. Me limité a sonreír.
-¿Cómo fue que se te escapó?- preguntó David
-Choqué contra un poste y lo solté- los tres me quedaron mirando.
-Por eso es esa marca roja- dijo Leo pasando su dedo índice por mi nariz, el tacto ardió e hice una mueca.- Te diste fuerte-
-Eso parece, pero bueno al menos alcancé a reaccionar a tiempo-dije mirando como Titan le jalaba las orejas a Arión.- ¿Qué hacen por aquí?-
-Yo sacaba a pasear a mi perro, y como es re fome salir solo me pesqué a estos dos- dijo David con una sonrisa- y tu?
-Lo mismo sólo que no rapté a nadie-
-jeje, y que tal, digamos… aparte de este incidente- dijo Eric
-Mmm… nada especial- mentí, al momento sonó mi celular. Al ver la pantalla me tensé “General Paredes”, hice un ademán de disculpa y me alejé un poco del grupo para contestar. –Capitán Hasse al habla, mi general- dije casi en un susurro.
-Señorita, venga de inmediato a la base, estará bajo resguardo, aquí le contaré las razones- dijo con voz seria y cansada.
-Con su debido respeto mi general, si es por el psicópata de mi padre, me las puedo apañar sola señor- dije un tanto irritada.
-Son órdenes de su mayor, la espero en 20 minutos, si no me veré obligado a enviar al personal correspondiente- suspiré pesadamente y contesté con voz tensa.
-Sí, señor- al momento corté y contuve toda la molestia contenida, todo por culpa de aquel enfermo que tenía por padre. Cuando logré disimular a voluntad, me giré y me acerqué al grupo.
-Lo siento chicos, he de irme-dije con una sonrisa y tomando a mi cachorro.
-Oh… ¿enserio? Anda quédate un poco más-dijo con cara de súplica David. Miré a Leo para que el menos él me entendiera.
-Lo siento, es que me llamaron del trabajo y debo estar en cinco minutos allá- la luz de la comprensión brilló en sus orbes y asintió con la cabeza.
-Bueno, que lástima, pero no queremos que te rete tu jefe- dijo Leo.- Anda, y cuídate- el doble mensaje de esa frase tan casual retumbó en mi cabeza y me hizo asentir.
-Ok, nos vemos- dije y partía a la carrera hacia mi departamento, como tenía las llaves de la moto en el bolsillo bajé de inmediato al subterráneo y encendí el motor y aseguré a Titan en la jaula pegada a la parte posterior de la moto. Partí rápidamente hacia el este.



-Identificación- dijo el guardia de puerta, saqué mi credencial del bolsillo mientras el guardia miraba curioso al cachorro que intentaba olfatearlo.
-Aquí está, Capitán Joshua Anne Hasse Werner- dije rápidamente. Él asintió con la cabeza.
-El general la está esperando- asentí con la cabeza y partí a la carrera nuevamente con el animal en brazos. Al llegar a la oficina subterránea, golpeé la puerta. Un ronco “Adelante” me permitió entrar.
-Mi General, ya estoy aquí- al cerrar la puerta dejé al perro en el piso quien corrió a una esquina y expresó su temor contenido en la carrera con una poza.- Mis disculpas, señor- dije algo avergonzada, éste se carcajeó y levantó de su asiento para tomar al pequeño animal.
-Lo comprendo, según tus compañeros estar en un vehículo a tu mando es como la cápsula de resistencia- la comparación era cierta, pues si me decían rápido, no dudaba en hacer quejar el motor.-Ahora, me alegro que hayas traído compañía, pues te quedarás en la base hasta que atrapemos a tu padre.-
Le quedé mirando, esperando que dijera algo como “Ja! Te la creíste” o “Al menos eso quisiéramos” o por último, y lo que más anhelaba “Tú comandarás el equipo para atrapar a tu padre”, esperó… esperó… el semblante del viejo no cambiaba de una seriedad característica… esperó… esperó… ella misma se golpeó el rostro con la mano en señal de frustración.
-¡¿Qué?!- el chillido hizo que el cachorro clamara molesto- Piensa dejarme alejada de mi única oportunidad de golpear el rostro de ese hombre, sólo por que yo soy su objetivo?!-
-No podemos perder a un agente tan bien valorado, además no fue sólo decisión mía, el consulado alemán también nos dio una afirmativa- dijo él con la misma seriedad de siempre mientras acariciaba el lomo del cachorro.
-No soy tan incompetente como para dejarme cazar por ese psicópata, me alisté en las fuerzas con el único propósito de auto protegerme y no depender de guardianes, y ustedes me vuelven a proteger! Esto no es más que un insulto hacia mi persona y mis años de oficio- lo culminé golpeando la mesa.
-No me sea insolente capitán, y créame que lo menos que queremos es insultarla, sino protegerla- dijo con dureza el general.
-Señor, no recuerdo habérselos pedido- dijo la chica ya casi roja de la rabia contenida.
-Limítese a acatar ordenes capitán- esa simple frase culminó con un portazo y una capitana enfadada corriendo hacia su oficina, dando otro sonoro portazo y un grito de frustración que hizo temer a los novatos.

lunes, 26 de julio de 2010

Descanso agitado


howling howling


-¡¡Avíspate Hanna!!-me gritó Chris, al momento que otro golem intentaba golpearme, reuní fuerzas y me impulsé hacia atrás, ya resignada a ver nada más que manchas de colores desfiguradas, volvía a cargar las escopeta y apunté a la mancha más grande que se movía.

-¡¡Phyro!!-esta vez el tiro no me derribó, pero al parecer al golem tampoco. Sentí un brazo fuerte tomarme de la cintura y sacarme del camino del golem.

-Deberías apuntar al golem y no a los árboles-susurró Adrián en mi oído, lo supe por su voz y el manchón rojo frente a mi.

-¡¿Qué haces aquí?!-dije desviando el tema y tratando de enfocarlo sin éxito alguno. Él volvió a saltar conmigo como si fuera una mochila a su costado. Caímos sobre algo que se movía y tenía color arcilla, tras un rugido inferí que era el golem así que cargué nuevamente la escopeta y disparé bajo nosotros haciendo que este se derrumbara como un montón de rocas. De nuevo me sentí volar en los brazos de Adrián y cerré los ojos para intentar mejorar mi visión un poco.

Los gemelos me lo contaron todo- lo miré a lo que parecieron sus ojos e iba a decirle algo pero el me selló los labios con su dedo índice- No le diré nada a Christian, podría hacerle daño a los gemelos…-asentí con alivio- Pero sabía que no estabas en tu mejor estado como para esto, llegué justo a tiempo ¿Cómo te sientes?-

-Como habrás corroborado con mi excelente tiro al bosque no veo para nada bien y no creo que pueda mantenerme en pié mucho tiempo- dije con sinceridad, el pareció asentir con la cabeza.

-Déjame devolverte la mano- dijo y me dejó apoyada contra un árbol o al menos sentí algo duro y rugoso en mi espalda y ya no vi ninguna mancha roja, de seguro el ya no estaba, cerré los ojos para descansar mientras escuchaba los gritos de conjuros de Chris, unos gruñidos que de seguro eran de Adrián, y el sonido de piedras pesadas caer al piso. No sé en que momento me había entregado plácidamente a los brazos de Morfeo.

-¿Crees que él se dará cuenta? Es muy evidente- escuché un susurro de una voz masculina y juvenil.

-Si él se llega a enterar no les hará ni un bien a ustedes- eso lo susurró otra voz más grave y bastante serio.

-Pero mírala, no se ha movido desde que llegaron y hoy en la mañana realmente estaba mal- dijo otra voz muy parecida a la primera.- ¿Qué le dijiste a Chris cuando la vio?-

-Que un golem le había pegado en la espalda, y que con los tiros se había exhaustado- dijo la segunda voz, la cual ya me pareció más familiar. Me removí en la cama pues el brazo derecho lo tenía acalambrado por mi peso y me apoyé en el izquierdo. Silencio. Sentí una mano cálida en mi hombro derecho que me sacudió levemente.

-Hanna- me llamó la voz más grave, esa voz la había escuchado antes ¿quién será? Me volvió a sacudir un poco más fuerte y gemí reprobatoriamente- Hanna, despierta- es la voz de Adrián… ¡Los golems! Me levante de un solo golpe, provocando que mi frente chocara con la de Adrián, me mareara por el esfuerzo repentino y cayera de nuevo a la acolchada almohada tras el impacto.

-¡Auch!-exclamé frotándome la frente y sintiendo como esta me latía dolorosamente, algo propio de una jaqueca y además el dolor en la frente. Gemí de dolor.

-¡Hanna! Lo siento, ¿estás bien?-

-No grites… me duele la cabeza, horriblemente- le regañé mientras me tapaba la cara con la almohada.

-Lo siento- le escuché susurrar- Pensé que querrías saber sobre los golems-

-Te escucho-

-Cuando Chris te vio durmiendo en el árbol se apresuró a destruir a todos pensando que estabas inconsciente, el no sabe nada de lo de los gemelos, pero puede que sospeche, yo le dije que terminaste así por que te…-

-Si escuché eso… bien. Gracias- dije con una sonrisa mientras me sacaba la almohada de la cara, luego miré hacia el lado donde estaban Teo y Leo, me miraban arrepentidos.- Oh, chicos no se preocupen, no pasó nada-

-¡¿Nada?!- exclamó Teo.- Si no fuera por Adrián no estarías viva- suspiré pesadamente tras la idea, y bien planteada, de que alguien me había salvado la vida- Si no fuera por nosotros no habrías debido tomar ese vitamínico, no te hubieras descompuesto en pleno campo de batalla- exclamó airoso mientras Leo le tomaba de la manga con claro arrepentimiento silencioso.

-No es su culpa- Teo iba a refutarme pero le miré a los ojos con suficiente seriedad como para que callase- YO les ofrecí, y como demonios y por su propio instinto no pueden hacer nada contra tal ofrecimiento, fui YO quien no midió las consecuencias, por lo tanto,- esbocé una sonrisa tranquilizadora- todo es completamente MI culpa, así que no se martiricen-

Los tres demonios guardaron silencio mientras miraban el piso, gruñí con desacuerdo. Todos me miraron y fruncí el seño. Iba a obligarlos a sonreír cuando Christian e Iván irrumpieron en la habitación, este último con una bandeja con pastelillos y té, me saboreé con los ojos los pastelitos de cereza y chocolate, mientras mis glándulas salivaban en exceso.

-¿Cómo te sientes?- me preguntó Chris mientras Iván me ponía la bandeja encima de mis piernas y me sonreía por mi infantil expresión.

-Muy bien-dije casi automáticamente.

-¿De verdad?-

-Sí, por supuesto.- al mirarle su cara estaba entre seria y preocupada así que me expresé más- Me duele un poco la cabeza por el tortazo, pero fuera de eso estoy bien-

-Mmmm- esa expresión muda sonó mientras su cara se relajaba y miraba a mis demás acompañantes- ¿Ustedes la despertaron?-

-No, sólo la vigilábamos hasta que ella se despertó- dijo Adrián.

-Ya veo-

-¿Alguien quiere?- dije levantando mi tenedor con un poco de pastel hacia los presentes.

-¡Yo!- dijeron al unísono los gemelos y se sentaron uno a cada lado mío.

-Pero señorita, usted necesita alimentarse- se preocupó Iván.

-Tranquilo, sólo les daré un poco, después de todo esto es mío- dije con voz de niña mimada. Todos rieron, todos menos Chris.

Así pasó el resto del día, no me dejaron levantarme de la cama por miedo a que me cayera de nuevo, así que leí la correspondencia y dormí un poco más. Caída la noche y con un silencio fantasmal en la casa decidí salir, me levante lentamente para no marearme y cuando ya me sentí en confianza con mi cuerpo me puse una falda y un polerón sobre el pijama, abrí mi puerta con cuidado, pues lanzarme del balcón para abajo, como solía hacer, no sería muy buena idea con mi cuerpo debilitado, y caminé apegada a las paredes y sin hacer ni un solo ruido para que no me pillaran, pues me mandarían a acostar nuevamente. Finalmente logré salir por el ventanal del salón y la fría brisa nocturna acarició mi cara hasta refrescar mis pulmones. Caminé con parcimonia por el jardín de plantaciones bajas hasta una especie de placita de piedra al centro de las plantaciones, una pileta de mármol blanco con un ángel que vertía agua desde un jarrón estaba en el centro de la placita. Me acerqué y me senté en el borde para acariciar el agua el cual se perturbó en circunferencias infinitas.

-Aun que te digan que reposes es imposible que lo cumplas ¿no?-la voz de Chris me sobresaltó y giré rápidamente mi cabeza para verlo, sonreí de medio lado y volví a enfocarme en el agua, él se sentó frente mío y miró hacia el manto oscuro y manchado de blanco que estaba sobre nuestras cabezas. Pareció dudar, me miró a los ojos y abrió la boca pero no dijo nada, luego la cerró volviendo a mirar el cielo. Volvió a intentarlo- ¿Cómo es que…?-

-¿Cómo es que convivo tan normalmente con Teo, Leo e Iván?- dije con una sonrisa. Él se me quedó mirando y luego asintió con la cabeza- Supongo que es por que no pienso mucho en su condición de “demonios”-

-Pero aún así, su olor y ojos son diferentes. Además en cualquier momento podrían atacarte aún más con esa cercanía-se veía perturbado, como si intentara entender lo inentendible.

-Ya han pasado 5 años de estas “cercanías” y no ha pasado nada, ¿Porqué desconfiar tras tanto tiempo?- Iba a protestar pero me apresuré en hablar- Además sé que, tal y como yo, ellos sienten un gran aprecio hacia mi, no serían capaces de hacerme daño y eso es algo de lo que ya te debiste haber dado cuenta, y por cierto en cuanto a su olor, es algo de lo que ya me acostumbré.-

Él guardó silencio y volvió a mirar el cielo. Otra brisa nocturna refrescó el ambiente.

-y ¿que hay de Adrián? Quiero decir, él es nuevo y por ser neófito tiene algo incontrolable aún-

-Es cierto, pero el tiene algo que los otros no tienen ni tuvieron… Una parte del conciente humano-dije con simpleza- Aun que es cierto que hay veces en que el instinto le gana a ese conciente y es ahí en donde hay que “entrenarlo”, al menos aún no ha pasado nada grave así que…-

-Aún- enfatizó- Por lo que deberías tener más cuidado con él, mira si aguanto que él esté aquí y aún con vida es por que sé que estoy cerca de ti para protegerte, pero ¿si en algún momento me mandan de misión a otro lugar? ¿Quién cuidará efectivamente de ti?-

-Y quién te dijo que yo necesito protector- ataqué con desconcierto- Por favor Christian, me he hazañado con misiones más peligrosas que un neófito y yo sola-

-¿A sí?- me tomó el brazo con firmeza y me lo torció en la espalda- En este estado estás débil y no valen tus hazañas en esto, de haber sido un neófito te habría arrancado el brazo de un cuajo- me soltó el brazo y volvió a su puesto.

-Bien… pero esta es una de las pocas ocasiones que estoy en este estado, además si tanto quieres que alguien me “proteja”, te nombro a tres demonios que lo harían sin que yo se los pidiera-

-Sí, pero y ¿que pasa si el vampiro les hace una alianza para atacarte los cuatro?- me levanté de inmediato con el seño fruncido y molesta.

-¿Cómo se te ocurre insinuar tamaña estupidez? Ellos nunca me traicionarían- dije tajante.

-¿Ves tu problema? Confías demasiado en esos demonios- dijo con recelo mirando el agua.

-Eres tú el que no se permite confiar, apuesto de que ni siquiera confías en ti mismo- acusé alterada y enfilé hacia mi habitación, cuando Christian me tomó del brazo y me giró para que lo mirara.

-No seas ciega Hanna, después de todo no puedes cambiar lo que ellos son- dijo con una mirada penetrante y completamente serio. Me quedé sin palabras así que volví a enfilar hacia mi habitación, esta vez me dejó. Antes de entrar a la casona vi como la cortina de la pieza de los gemelos se cerraba rápidamente cuando subí la vista. ¿Lo habían escuchado todo? Joder, lo último que necesitaba era una guerra interna en mi casa, ¡Lo último!