lunes, 7 de septiembre de 2009

Huida

-Vampiro...- susurré. Luego escuché una débil risa y sentí sus brazos nuevamente al rededor de mi cuerpo, pero con el cubrecamas de por medio.

-No quiero hacerte daño, contigo me siento acompañado y hace mucho tiempo que no sentía algo tan reconfortante... No tengas miedo-susurró en mi oreja, cerré los ojos con fuerza y me aparté de él. Corrí hacia el patio, necesitaba estar sola. Pero a pocos metros de mi puerta estaba Ofelia mirándome sorprendida y aterrada.
-¡¿Ofelia?!- dije atónita estaba segura de que había escuchado todo, luego Elfric apareció detrás de mi.
Ann detrás de ti!-me advirtió Ofelia aterrada, me giré y vi a Elfric, que en la oscuridad, sus ojos brillaba con un estelar azul.- ¡Atrás demonio!- Ofelia sostenía un crucifijo en sus manos y Elfric bufó.
-¿De verdad crees que eso me hará daño?- sus ojos miraban amenazadoramente a Ofelia y me puse entremedio.
Basta! Ofelia a tu habitación... Elfric, déjala-susurré no quería que nadie saliera lastimado, pero como iban las cosas o Elfric se comía a Ofelia o esta buscaría la forma de matarlo.
Elfric dio un paso hacia atrás y la luz de mi habitación atenuó el brillo de sus ojos, Ofelia susurró "llamaré a la policía" y bajó las escaleras. Él iba a detenerla pero me interpuse nuevamente sin dejarlo avanzar.
-No le hagas nada- le dije, él se resignó y me miró a los ojos, esos ojos color cielo tan infinitos como sus misterios, me atrapaban por completo... ¡No! me dije a mi misma y aparté mi mirada, le tomé de su fría mano y lo jalé hasta su habitación.
-Espérame aquí, Ofelia fue a llamar a la policía...- me quedó mirando con decepción-...no voy a entregarte a la policía, déjame preparar una maleta, nos vamos a Aberdeen allí no correrás peligro y allí está la casa de mis padres- dije, sin mirarle me dirigí a mi habitación busqué mi cofre con ahorros, mi diario y tomé un grueso abrigo. Volví a la habitación de huéspedes y él no se había movido ni un centímetro, le tomé la muñeca y me dirigí al ventanal de la habitación, me puse el abrigo con mis dos pertenencias en los bolsillos y me agarré del marco de la ventana.
-Espera, ¿que piensas hacer?-urgió Elfric. Le miré con cara de "no discutas conmigo"
-¿Bajar? ¿Te parece? Si salimos por la puerta Ofelia nos intercepta además...- dije arremangándome la falda ya con todo el cuerpo afuera de la casa.-NO es tan difícil salir por esta ventana- dije balanceándome un poco y salté hasta un roble viejo que había enfrente, colgando de una d sus ramas me giré hacia él. Que me miraba con una expresión extraña como candente hasta que reparé en que estaba mirando mis piernas aferradas al tronco. NO pude evitar avergonzarme.-Vamos haz lo mismo, no es tan difícil- le dije mientras empecé a bajar del árbol, cuando llegué al piso el ya estaba allí. Iba a gritar pero el me tapó la boca, me controlé y caminé hacia la plaza central, él me siguió. Y nos subimos a una carroza con destino Leeds, luego tomaríamos otro, pensé yo. Ya adentro toda la tensión se fue y empecé a pensar en lo que había hecho, había abandonado todos, mi nueva vida, mis amigas, mi trabajo. Y volvía al principio, volvía a Aberdeen.
-Gracias- ya llevábamos cerca de media hora de viaje, nadie de los dos había hablado, y al escucharlo me di cuenta que no me había quitado los ojos de encima y que tenía compañía, además de encontrar la razón de por qué había abandonado todo. Le sonreí.
-No tiene importancia...-dije mientras volvía mi mirada a la ventana, donde todo estaba negro.
-¿Cómo que no tiene importancia? Acabas de dejar todo por mi culpa-dijo molesto.
-No tiene importancia, de verdad, de todos modos algún día debía dejarlos y volver al pasado- dije entrecerrando los ojos por los malos recuerdos. Él quedó en silencio.

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