martes, 4 de agosto de 2009

Vampiros

Esa noche él se quedaba a dormir en nuestra casa, Hindi le enseñó la habitación en donde dormiría mientras Ofelia y yo retirábamos las cosas de la mesa, al entrar a la cocina vi en el cesto de las compras el diario que había comprado para leer al almuerzo, lo tomé nuevamente y al terminar con los que haceres me despedí de todos y cerré la puerta de mi habitación, allí me senté en mi pequeño escritorio y encendí una vela para obtener luz y así poder leer. Retomé el artículo que me había llamado la atención de un principio...

"SE RECLUTAN MISIONEROS
Hermanos, las leyendas están fuera de ser tales, los vampiros existen y han atacado en nuestras tierras, hermanos, os ruego veléis por nuestra causa que nosotros empezaremos la batalla contra esos engendros demoniacos."
No son sólo historias de antigüedad hechas para apartar a enemigos, es una triste realidad, que nos aterroriza y cobra victimas de manera sigilosa. Siglos de lucha contra estos engendros que se alimentan de la vida..."

El texto seguía con relatos antiguos y viejos testamentos de "cazadores" entonces me llamó la atención la lista de generaciones de cazadores, sus apellidos, en verdad sólo uno.

"...Familia Coudray Stoker..."

¿Acaso yo tenía sangre cazadora? Es estúpido, jamás recibí tal educación... decidí dejar mis dudas de lado y seguir leyendo hasta llegar a la descripción de tales bestias.

"Físicamente bellos, facciones perfectas y seductoras, prácticamente la perfección de la belleza. Voces melodiosas y atrayentes. Fragancia atractiva. Ojos azul pálido, y antiguamente suelen tener sus colmillos al descubierto, pero estos engendros evolucionan y algunos tienen sus ponzoñosos marfiles escondidos en sus encías. Su piel suele ser pálida y fría..."

Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal, pues recordé los ojos de Elfric, la fragancia de Elfric, la voz de Elfric, el llamativo cuerpo de Elfric y su frío tacto. ¡Coincidencias! gritaba mi corazón, pero mi mente hace tiempo que tenía un rol protagónico en mi persona, Elfric era un vampiro. Seguí leyendo, ya más atenta a mi lectura y amordazando a mi corazón para que sus gritos de suplica cesaran.

"A través de los tiempos hemos logrado diversas formas de evasión de estos demonios, tales como, debido a ser criaturas del infierno, traer siempre un crucifijo cristiano, agua santa o la Biblia o bien el ajo. También formas de aniquilación la cual tiene tres pasos, encontrar al vampiro, estacarle el corazón y cortarle la cabeza; de no llevarse a cabo alguno de estos pasos el vampiro podrá resurgir."

Suspiré, cerré los ojos al igual que el diario. Caminé sonámbula hasta mi cama y me tendí despreocupadamente, mientras mi mente giraba a los mil por segundo. Miré el techo y imaginé la cara de Elfric, con sus colmillos ponzoñosos bañados en sangre y desfilando un río en la comisura de sus labios, sus ojos color cielo mirándome cautivamente y el ronroneo de su voz...
-¿Todavía no duermes?- salté de inmediato dando un giro y, desgraciadamente, cayendo de la cama; sentí sus pasos acercarse apresurados.- Ann ¿estas bien? Lo siento no fue mi intención asustarte-
-Estoy bien, no te preocupes- respondí instantáneamente, allí estaba él con su mirada, con su mano tendida hacia mí. La tomé, sintiendo su helado tacto y sin preguntar ni previo aviso puse mi mano en su mejilla y con mi pulgar separé sus labios para divisar sus colmillos... Un escalofrío volvió a correr por mi espalda, me alejé dos pasos mirándolo a los ojos. Pues los logré divisar, sus colmillos, anteriores a los caninos y posteriores a las paletas, puntiagudas y blancas.
-¿Ann?- decía con inseguridad mientras se me acercaba, al mismo tiempo yo retrocedía presa del pánico, hasta chocar con la muralla, el suspiró y logré divisar en sus ojos el dolor y la pena.
-No eres humano- susurré, pues no quería despertar a nadie. Él miró al piso y al llegar al frente mío, apoyó ambas manos en la muralla una a cada lado de mi cabeza.
-No, no lo soy-dijo pero su tono no era desafiante ni orgulloso, sonaba dolido y asquiento. Pensé en las chicas y tomé el cuello de mi blusa tirándola y dejando al descubierto mi cuello.
-Si quieres sangre toma la mía, pero no dañes ni a Hindi ni a Ofelia y ándate del pueblo- susurré mirándolo a los ojos con miedo pero determinación, de su garganta provino un sonido gutural y sus colmillos sobresalieron se estaba acercando, pero luego sentí su fría mano en mi hombro y vi que se alejaba.
-No quiero hacerles daño- decía mientras me corría la tela de la blusa para taparme el cuello, luego acarició mi mejilla con el pulgar.-No pienso perderte, llevo siglos buscándote- yo no podía hablar, sólo lo miraba con los ojos sobre abiertos y casi sin aliento pero con el pulso acelerado.-No pensé que te enterarías tan pronto, debes ser muy atenta, de seguro lo heredaste- me sonrió y me abrazó, pero no reaccioné. Tres escalofríos seguidos atacaron mi espalda nuevamente y él me soltó dejando sus manos en mis hombros y mirándome de manera preocupada.- ¿Estas bien?- por fin pestañeé y miré al piso, mi sangre, que se había esfumado hacia los pies, volvía en sentido contrario coloreando mi rostro.
-Vampiro...- susurré. Luego escuché un débil risa y sentí sus brazos nuevamente al rededor de mi cuerpo, pero con el cubrecamas de por medio.

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