martes, 23 de junio de 2009

No existe...

-Lo mejor será que os traiga ambos platos calientes- dijo y se marchó. Tenía todas las ganas de golpearle en su redonda cara, pero en un ambiente público como ese, era mejor mantenerse al margen.
-¿Lo conoce?-esa voz de terciopelo me sacó de mis macabros pensamientos, le miré de reojo y apoyé mis manos en la mesa, suspiré.
-Sí, no sé si para bien, pero le conozco- respondí con desgano.
-¿Le ha molestado?- me extrañó el tono molesto con que lo decía, y me volteé para verle la expresión. No me miraba a mí, miraba a la puerta de la cocina, con una extraña expresión de odio, por una extraña razón, su semblante me atemorizó.
-N-no, al contrario él suele protegerme-casi fue un susurro, me aclaré la voz. Él volvió su mirada hacia mí, pero con una expresión de alivio, o quizás era arrepentimiento o recelo.
-Ah, ¿es tu novio?- no sé con que fue pero en ese instante me dio una ataque de tos inexplicable, ¿Qué si David era mi novio? Él era un completo desconocido, ¿Con qué derecho me preguntaba eso? Apresuré un vasos de agua y tomé aire con más tranquilidad, la garganta me escoció por el esfuerzo.
-¿Está bien?- él se había levantado para traerme el vaso de agua, estaba ahora arrodillado al lado mío con un semblante de profunda preucopación. Sonreí apenas.
-Sí, no se preocupe, solo... me ha tomado por sorpresa- le dije, con una señal de mano le invité a tomar haciento. Este se sentó y entrelazó sus larguísimos dedos en la mesa.
-Entonces, ¿los son?- la curiosidad y recelo bañaban esas tres palabras. Suspiré, ¿qué se creía al preguntarme eso?
-Definitivamente, no- ¿Y qué era lo que me llevaba a responderle todas sus preguntas? Este sonrió y enderezó la espalda, no me había dado cuenta pero los dos estábamos casi totalmente inclinados en la mesa, a mi vez también me enderecé. Él suspiró, como un suspiro de alivio, enarqué una ceja dudativa y luego le miré desafiante.- Y usted ¿Ya tiene compromiso?- Sus asombrosos ojos color cielo se desviaron punzantes hacia mi persona y una traviesa sonrisa decoró su rostro.
-¿Qué cree usted?- dijo en una voz que pareció aturdirme.
-Aquí están los pedidos, provecho- David dejó ambos platos frente cada uno, y para distraerme comencé a comer. David desapareció nuevamente por la cocina.
-¿Y, qué cree usted sobre mi estado civil?-al parecer a él le empezó a agradar verme atorada, o tomarme por sorpresa. Tomé, otra vez, un vaso de agua para cesar la tos, y lo miré algo molesta. Él ya no tenía mirada de preocupación, sino de provocación...
-Supongo que tiene compromiso, y si mi hipótesis es cierta no esta bien que me mire de esa manera- dije mirando mi plato y enrollé otro fideo blanco en el tenedor para tener mi boca ocupada. En principio el se sorprendió de mi reacción, pero luego sonrió gratificado.
-Pues lamento decirle que se ha equivocado en su hipótesis, así que puedo mirarla de esta manera- lo miré nuevamente, sus ojos parecían querer tragarme en un espacio infinito sin dimensiones. De un momento a otro esos ojos seductores cambiaron a un ponente odio que me desconectaron de ellos y me intimidaron de manera fatal.-No necesito de mi cuerpo para conquistarla, ¿sabe que preferiría ser el hombre menos agraciado del mundo?-
Le quedé mirando, no podía explicar como fue que esa mirada de odio me afectara tanto, no pude articular palabra alguna, sólo pensar y con esfuerzo analizar sus palabras. Al ver que no me movía, sonrió amargamente y se tapó la mitad de la cara con una de sus finas manos.
-Te he asustado, cuanto lo lamento. Con permiso- se iba a levantar, pero una reacción automática he inexplicable me llevó a tomarle de la otra mano y detenerlo, su piel era gélida como un témpano de hielo, pero no le hice mayor caso. Él se dio vuelta y me miró sorprendido, no se movió.
-Toma asiento, disculpa mi errónea reacción-dije mirándole a los ojos, sus ojos se tornaron a una textura más acuosa, y una sonrisa adornó nuevamente su rostro, volvió a su asiento. Terminamos de comer sin decir nada, pagamos (cada uno su parte) y juntaba mis bolsas para volver a casa.
-¿Le ayudo?- dijo Elfric tomando las bolsas que aún no tomaba.
-Gracias, pero mi casa queda más o menos lejos, además yo me las puedo sola-le dije, en mi interior había una parte que no quería separarme de ese extraño, pero otra, la lógica, me decía que ya era bien tarde y que a él no le gustaría ir tan lejos, por más amable que fuera.
-No hay problema, no tengo nada que hacer hasta pasado mañana- dijo con una radiante sonrisa, que hermoso... ¡No! O sea, Angelic, tú sabes el daño que produce tener lasos con alguien, ¡obvio! ¡Reacciona mujer, otra caída más y terminarás suicidándote!
-La verdad es que mi casa queda a las afueras del pueblo, la verdad no es necesario, gracias de todas maneras- le iba a quitar lasa cosas que había tomado pero este dio unos pasos atrás, y me miró algo molesto.
-¿Qué acaso no me está permitido acompañar a la mujer que amo?- lo miré con los ojos abiertos como platos, ¡¿Qué fue lo que dijo?! Que molesto, siento que está jugando conmigo, con mi pasado, mis sentimientos y mi sufrimiento. Le arrebaté mis bolsas y apresuré el paso en dirección a mi casa, sin mirar a atrás, maldiciendo todo lo existente. Pero unas cuadras más adelante me detuvo tomándome del codo, no me moví, sólo agache la cabeza y recé por que las lágrimas no salieran de mis ojos.
-Disculpe si la he incomodado, pero es que no lo puedo evitar...- se intentaba excusar... dibujé una amarga sonrisa, me di vuelta y lo encaré.
-¿Usted cree que soy tan tonta como para creerle?- el iba a responder pero le corté inmediatamente- Es completamente imposible que una persona se enamore de otra con sólo mirarla, ¡Míreme!, usted no sabe quien soy, cual es mi pasado, cuanto he sufrido, cómo es mi carácter, y ¡no estoy dispuesta a ser víctima de un falso enamoramiento que me hará sufrir el resto de mis días por mi imbecilidad! Con permiso - me safé de un tirón, retomé todas mis cosas y partí nuevamente hacia mi casa, que amargo me resultaba verle a los ojos, parecía dolido, pero no decepcionado.
-Déjame conocerte-dos palabras que me helaron por completo, suspiré rendida, al parecer ese tipo no me iba a dejar tranquila, esta bien, se lo concedería, pero me prometí a mi misma que no me dejaría caer en sus maquiavélicas redes.
-¿Deseas ir a tomar té?-le respondí sin darme vuelta. Sentí unos pasos acercándose y cómo su mano me arrebataba la mitad del peso que tenía en las mías.
-Gracias, te demostraré que el verdadero amor si existe- me dijo, no respondí, sólo seguí caminando hacia mi casa. Bien, Recapacitemos, yo estaba con un completo extraño que dice amarme, y lo estoy llevando a mi casa para tomar el té...
¿Alguna vez hice algo de semejante falta de cordura y extrema confianza?

2 comentarios:

  1. hermanita mia... dime una cosa...
    COMO OSAS DEJAR LA HISTORIA EN LA MEJOR PARTE!!!
    X3X3X3!!
    aff!!
    qero seguir leyendo...¬¬
    Asi q continua porfa!!
    o terminae arrancandome el cabello :P
    Cuidate n.n

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  2. Muajajaja pq yo soy una niña muy malvada que me gusta dejrte intrigado XDD

    Pensaré pronto en una continuación, no desesperes XDD

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