domingo, 7 de febrero de 2010

Nuevos recuerdos

Ya habíamos llegado a Leeds, estaba casi amaneciendo y no dormí nada... Los recuerdos agolpaban mi mente y corazón. "Duele" pensaba por cada recuerdo que osaba traspasar la boca del cofre donde la había guardado.
-¿Y ahora?-me dijo Elfric mientras veíamos alejarse al cochero.
-Ahora hay que encontrar una carreta que nos lleve a Aberdeen-dije sin muchos ánimos. Luego sentí la manos de Elfric en la mía un gélido contacto, pero dulce y cálido para mi corazón.
-Deberías descansar, no dormiste en todo el viaje-dijo preocupado.
-No lo hubiera logrado ni aunque lo quisiera- "las pesadillas de mis recuerdos me golpearían en sueños"- no te preocupes, no es primera vez que no duermo-
Le sonreí y caminamos por la desolada calle principal de Leeds, pasamos por una panadería (cerrada) y una taberna de nombre gracioso "El gato borracho" al parecer también cerrada, todo cerrado, ni una sola hostería nada.
-Temo que no hay nada aún-dijo él mientras me abrazaba.
-No pasa nada... ¿tienes sed?-le pregunté apuntando que sus ojos se oscurecían. Frunció el ceño.
-Eso no tiene importancia ahora, ¿cómo lo preguntas tan a la ligera?-dijo con un son de fastidio, miré al piso arrepentida.
-Sólo pensaba en que yo...-dije en un susurro pero el me tomó la muñeca con brusquedad, le miré a los ojos.
-¡Jamás! yo nunca tomaré nada de ti-dijo decidido. Negué con la cabeza.
-Mentira...-susurré y miré el piso- Haz tomado mi corazón...-sentí el peso de su mirada sobre mi, el me soltó la muñeca y se puso de espalda a mi. Eso me dolió.
-¿Que quieres?-dijo con una voz de hastío. Cerré los ojos, sus palabras eran frías y afiladas como dagas... No pude articular palabra alguna, eso me había dolido, sólo le había dicho la verdad, él era el dueño de mi corazón, había dejado todo por él ,volvía a mi pasado por él y él me daba la espalda, Dios sabe que ni viviría sin él, por favor no te vayas de mi lado.
-El dinero... o la vida...-dijo otra voz más allá de la espalda de Elfric, una mezcla entre alivio, confusión y aturdimiento me agobió al ver a un sujeto de ropas roídas parecía bebido y además nos amenazaba con una daga. Elfric sostenía otro puñal listo para atacar pero el no habló sólo escuché un sonido gutural y un susurro "cierra los ojos Angelic", al cual obedecí al instante.
Luego escuché un grito ahogado, liquido correr, algo como un descuajo y luego la brisa del viento.
-Abre los ojos-ordenó. Acaté inmediatamente, al frente no había nada, pero sus ojos volvían a brillar en ese azul cielo pálido e infinito que hacía que me perdiera en ellos. Una hermosa prisión sin escapatoria.
-¿A donde iremos?- pregunté, él me miró estupefacto.- Bueno nuestro destino final es Aberdeen, pero de momento...-
-¿Nos vas a preguntarme lo que paso?-dijo estupefacto. Negué con la cabeza.
-¿Para qué preguntar lo evidente? Además no creo que te guste hablarme de ello y no deseo incomodarte- "no deseo ahuyentarte, no deseo que me dejes, deseo que me abraces y nunca te alejes de mí" pensé mientras intentaba sonreír.- Tus ojos vuelven a brillar y el cuerpo no está, ¿que crees que pasó?-le dije.
-Le he matado frente a ti, y ni siquiera tiemblas, ni un atisbo de miedo o sorpresa- reclamó.- ¿A qué le temes?-
-A per...-corté la frase,"a perderte" hubiera dicho pero él se daría vuelta nuevamente y se enojaría, no de nuevo- a persistentes recuerdos desagradables en mi mente- dije rápidamente frunciendo el ceño mientras miraba el piso.
-No quisiera incomodarte pero tengo curiosidad sobre esos recuerdos-dijo él mientras pasaba su brazo por mis hombros y me apegaba a su costado mientras caminamos.- Y por supuesto, si lo deseas puedo contarte todo lo que quieras de mi, incluyendo mis métodos de caza, no habrán secretos para ti- dijo él, miré al piso.
-Bueno... las raíces de esos recuerdos están en Aberdeen así que allí te los contaré, en el escenario respectivo- susurré. Luego dejé de sentir el suelo y sentí como los brazos de Elfric me alzaban, me aferré a su cuello- Puedo caminar perfectamente- dije algo sorprendida.
-Sí pero caminas muy lento, y quiero llegar lo antes posible a Aberdeen-dijo con una sonrisa- Mientras dura el viaje puedes dormir, procuraré no tambalearme mucho-
-¿A que te ref...?- él empezó a correr, pero a una velocidad tanto o más rápida que una carreta. No dije nada pero logré ver su sonrisa, luego el cansancio me atacó y me quedé dormida en sus fuertes brazos.

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