jueves, 1 de julio de 2010

Regreso


Alan ya llevaba cinco días en la casa, eso cinco días trabajaba en su estudio por el computador y dándole explicaciones a Marie por sus faltas y, cómo ella le descontaba tantos días de vacaciones, terminó diciéndole que se daría sus vacaciones durante ese mes. Ese mismo día propuso almorzar en el terreno de laguna que les pertenecía, Nathan fue el más entusiasmado y ayudó a Teo a preparar el picnic.
Callie se sentó en el sillón de su estudio para relajarse, hasta que alguién llamó a la puerta de su estudio.
-Adelante- dijo con los ojos cerrados, el día anterior había logrado sacarse el vendaje del hombro y con la polera de tiras dejaba al descubierto las marcas de la mordida, al igual que su brazo. Entonces Alan abrió la puerta y entró cerrándola tras de si, ella no necesitaba mirar para saber quien era, su olor había inundado el estudio apenas había abierto la puerta, un olor especial, masculino y sofisticado, pero aún así lo hizo lo encontró mirando sus heridas y luego le miró a los ojos.- ¿Qué tal?-
-Bien… no había visto tus heridas…-dijo en un tono tosco y Callie advirtió que él tenía sus puños apretados y la mandíbula apretada, ella no comprendió.
-No pasa nada- dijo ella restándole importancia. Él se destensó de a poco y se sentó a su lado.
-¿Cómo va el trabajo?-
-Me tomé vacaciones, Marie me estaba descontando los días así que le dije que me restara el mes completo- dijo con naturalidad los ojos de Alan parecían sorprendidos- Si llegara a la oficina en este estado me harían pasar por un montón de exámenes- dijo frunciendo el ceño al pensarlo.
-Ve que detestas los exámenes- dijo con tono divertido y una sonrisa torcida… Callie se le quedó viendo como estupefacta, pestañó y notó su error mientras un calor le subía el cuello llegando a sus mejillas.
-¿Disculpa?- se vio obligada a decir mientras desviaba la mirada y se daba cuenta de que había perdido el hilo de la conversación.
-Que al parecer no simpatizas con los exámenes médicos- dijo con un tono divertido.
-Ah.. sí, son muy tediosos- reparó ella. De pronto se abrió la puerta y Nathan entró gritando.
-¡Estamos listos! Vámonos- dijo jalando del brazo de Alan para que se levantase, Callie se levantó de golpe y fue a la cocina para llevarse la canasta y salieron por la puerta sur de la casa.
El jardín posterior estaba lleno de flores de distintos tipos, con caminos de arenilla que llevaban a diferentes piletas del terreno, todo estaba iluminado por el sol primaveral y las fragancias saturaban agradablemente el olfato. Nathan se fue brincando frente a ellos y cuando llegaron a un gran castaño Callie estiró una manta bajo su sombra y abrió la cesta, el lado estaba a tres metros del castaño y todo el paisaje daba una tranquilidad insuperable.
-Mmmm… hace tiempo que no hacíamos esto hermana- dijo Nathan después de comer, parecía muy feliz, esto alegró a Callie.-Pero aún falta algo…-dijo con una voz de misterio, al momento se paró y gritó- ¡El último es huevo podrido!- y corrió hasta el lago, para sorpresa de Alan Callie se paró al instante y corrió a tirarse al agua.
-¡¡Gané!!-vitoreó Nathan.-¡Alan, eres el huevo podrido!-
-Yo nunca dije que participaría- dijo en defensa infantil, Callie le miraba con el agua hasta un poco más arriba de las caderas.
-Nunca pensé que los lobos temieran al agua- dijo Callie con una sonrisa traviesa. Alan la miró por un momento… un momento largo y luego frunció el seño.
-No es eso- dijo con orgullo.
-¿Entonces qué?- le preguntó desafiante Callie.
-¿Le tienes miedo al agua?- preguntó Nathan, sorprendido.
-No-dijo cortante Alan.
-Vamos Nathan déjalo, tendrá sus razones de peso para no tocar el agua- dijo provocativamente Callie mientras tomaba a su hermano por el hombro a modo de consuelo falso.
Algo brilló en los ojos de Alan y este se sacó la polera mientras se levantaba de golpe y corrió hasta el lago saltando de la orilla y salpicarles agua al zambullirse. Al emerger del agua el agua corría por su bien trabajado torso y este empezó a lanzarles agua. Callie aprovechó la visión alejándose una poco mientras Nathan le respondía la batalla, este pidió relevo y Callie empezó a tirarle agua enérgicamente a Alan, mientras todos se reían, luego cuando Nathan regresó este estaba sin su polera, Callie notó la clara copia que había hecho de Alan.
-Nathan, ve- le susurró Callie a su hermano, este se sumergió, mientras ella y Alan seguían lanzándose agua y Nathan emergió del lado de Alan tomándole los brazos impidiendo que este tirara agua, Callie quedó un rato mirándolo, más bien admirándolo, y luego le lanzó agua a más no poder.
-¡Hey! Bien, bien, basta, me rindo- dijo entre risas Alan mientras levantaba con la espalda a Nathan. Callie miró la escena de juego entre Nathan y Alan mientras se sentaba en la orilla y se sacudía el agua.
Pensando en lo bien que se veía Alan sin polera, en las ansias de acariciar su piel, en sus labios… Un sonido muy parecido a una alerta sonó en su cabeza ¡¿Qué le pasaba?! Había visto miles de sus compañeros saliendo de la piscina mostrando más que Alan en esos momentos y no había tenido una reacción ni por asomo como aquella, debería cuidar sus hormonas. Volvió a entrar al agua para bajar su temperatura y cuando emergió la voz de Teo la tomó por sorpresa.
-Señorita…-ella saltó y giró de un golpe.
-Dios, Teo me asustas…- ella miró al hombre de cola y orejas zorrunas y cabellos plateados detrás de Teo y se quedó helada- … te- terminó de decir.
-El señor Hans vino a visitarla, acaba de llegar del otro continente- no pudo creérselo, una ola de diferentes emociones la atacó de pronto, si saber cual elegir: odio, curiosidad, desconcierto, dolor, esperanza, remordimiento… todo esto por volver a ver el rostro de su ex novio.

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